HUESCA.- Luis Martínez Salamero, doctor ingeniero en Telecomunicación y director del Grupo de Investigación en Automática y Electrónica Industrial de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, ha cerrado este primer año de la Diáspora Altoaragonesa con una conferencia en el salón de actos de la Caja Inmaculada, patrocinadora de la jornada, y una cena-coloquio en el Lillas Pastia con vinos Castillo de Monesma, de Bodegas Dalcamp, y Bodega Pirineos.

El grausino Martínez Salamero, que resumió el esfuerzo investigador y de desarrollo del grupo que dirige con el objetivo de “salvar hasta el último vatio”, defendió que las energías renovables “son democráticas, están en todas las partes del mundo, en las regiones pobres y en las ricas, son complementarias ya que donde no hay viento hay siempre sol, y, en especial las que conducen a la producción de la electricidad como las de base eólica, son ya competitivas con la energía eléctrica convencional”. Expresó su entusiasmo por las posibilidades de la fotovoltaica, ya que, al estar introduciéndose las grandes petroleras, “se va a dar un salto cuantitativo importante en instalaciones, al pasar de megavatios, que eran las más grandes que había en el mundo, a gigavatios, comparables a centrales nucleares. Este punto de inflexión es importante para el Alto Aragón, porque hay un potencial de insolación muy grande que podría ser aprovechado. Enormes extensiones que, con iniciativas tanto públicas como privadas, podrían generar energía”. Incluso, sugirió al consejero Aliaga “la recuperación de pueblos abandonados mediante energías renovables”. Por el contrario, aclaró que, cuando se habla de costes, no se cuantifican los ocultos de las energías convencionales.

Incidiendo en su argumentación, afirmó que “el estandarte, el emblema o la caracterización de Aragón hacia el resto de España debería ser el de una comunidad que apuesta por las energías renovables. Así como Andalucía está decididamente impulsando la investigación en células madre, sería una apuesta de futuro que Aragón recogiera como característica de su comunidad el futuro verde, es decir, la utilización de las energías renovables a gran escala”. Abundó en la idea de que Monegros “tiene un alto nivel de insolación y, bien sea por energía fotovoltaica o solar térmica, produciendo calor y además electricidad, podrían producirla y no han de seguir condenados al ostracismo”. Para ello, agregó, “por encima de las discrepancias políticas, ha de haber unanimidad en cuanto a soluciones de problemas que nos afectan a todos”, y sugirió la creación de un clima de consorcio entre administraciones y empresas.

Martínez Salamero, que indicó que las comunidades de propietarios de viviendas podrían convertirse a través de la energía solar en productores - “no hay que hacerla para consumir en casa, sino para vender-, elogió la política del Gobierno de Aragón sobre el hidrógeno. “Creo que puede haber ideas punteras, que se podrían sacar innovaciones en forma de patentes que pondrían en evidencia la potencia de Aragón. Es la buena dirección”.