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study HUESCA.- José Luis Del Val, ingeniero industrial y doctor en Informática, decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Deusto y director general de Tecnológico Deusto, definió en abril las bases para la implantación de una universidad y para su relación con el tejido empresarial, en la actividad de Encuentros con el Alto Aragón que tuvo lugar en el Centro Cultural Ibercaja, entidad patrocinadora de este acontecimiento, y una posterior cena-coloquio en La Abadía-Las Torres con vinos de Bodega Lalanne.
José Luis Del Val explicó la experiencia de Deusto y realizó recomendaciones valiosas a las autoridades y el público asistentes. Aseguró, en un momento en el que se estaba perfilando la presencia de la Universidad privada San Jorge en Huesca -en concreto en Walqa-, que el éxito de una iniciativa de potenciación universitaria ha de partir de la realidad socioeconómica existente o del diseño de aquella meta a la que se quiera llegar. En este sentido, el decano de Ingeniería de Deusto estimó que “no son extrapolables ni las situaciones históricas ni las socioeconómicas de las distintas regiones, pero sí puede resultar interesante plantear puntos de reflexión sobre el papel de la Universidad hoy en día en las regiones, las necesidades que tienen las empresas, la necesidad de coordinar los esfuerzos políticos y las iniciativas empresariales y los esfuerzos de la universidad para que tenga éxito”. En este sentido, recordó que Deusto nació de la necesidad del País Vasco, que no tenía Universidad y precisaba de formación universitaria para su gente”.
Desde el concepto práctico de su universidad, habló sobre la San Jorge, “este tipo de iniciativas se están intentando en muchas regiones. Yo creo que lo importante es aglutinar los proyectos empresariales con un adecuado impulso institucional, complementarlo con una efectiva generación de conocimiento y formación de profesionales, de manera que se pueda crear un triángulo de éxito. También hace falta una pizca de acierto y de suerte a la hora de poner en marcha una idea como ésta. Yo entiendo que es una apuesta casi necesaria para las regiones, porque ofrece muchas oportunidades, pero tiene que hacerse desde una visión muy realista y ver qué medios se ponen para ello”.
Fijó la ecuación de la rentabilidad de una institución universitaria: “La operación es bien sencilla: número de alumnos por lo que paga cada uno de ellos igual a ingresos, gastos, amortizaciones y resultados, como cualquier empresa privada. Las universidades lo que tenemos es una inversión fuerte en infraestructuras y luego hay que posicionarse y, si la universidad de calidad es cara, hay que dotarse de un plantel de profesores adecuado. No tiene más misterio que hacer números, ver cuál es el umbral de rentabilidad y calcular cuántos alumnos necesitas para financiar eso”.
Rechazó de plano la controversia entre la universidad pública y privada, “son necesariamente compatibles y ambas pueden ofrecer enseñanza de calidad dentro del nuevo Espacio Europeo”.
Y concluyó que “la existencia de Walqa abre una buena oportunidad y hay que configurar allí un importante espacio tecnológico”.