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"La crisis es el altavoz del sentido común"
Las crisis ofrece una buena oportunidad a las empresas privadas y a la administración para reinventarse y definir de nuevo cuáles son sus esencias, sus almas. Con un análisis del origen de esta pérdida de ética y los ejemplos dejados en crisis anteriores, Javier Fernández Aguado, uno de los mayores expertos en Management, impartió ayer una conferencia en la Cámara de Comercio, incluida en los encuentros de la Diáspora Altoaragonesa, a la que siguió una cena y coloquio en el Hotel Abba.
HUESCA.- La crisis es una "excelente oportunidad" porque permite ver las cosas que "había debajo", porque es un periodo en que los valores económicos e intangibles han perdido vigencia y las organizaciones tienen que repensar cuál es su razón de ser, su alma. Ese fue el mensaje que lanzó ayer Javier Fernández Aguado, uno de los mayores expertos contemporáneos en gobierno de personas y organizaciones, en su intervención en la Diáspora Altoaragonesa-Encuentros con el Alto Aragón que se desarrolló en el salón de actos de la Cámara de Comercio.
En esta ocasión, el Encuentro tuvo como patrocinador a La Caixa, además de la habitual organización de la Fundación para el Desarrollo Socioeconómico del Alto Aragón (Fundesa) y DIARIO DEL ALTOARAGÓN, con la colaboración de la Cámara de Comercio e Industria y la Confederación Empresarial Oscense (Ceos-Cepyme Huesca), cuyos representantes intervinieron antes que el conferenciante. Antonio Bescós, director de La Caixa en Huesca, alabó al ponente e invitó a que el público tomara nota de sus palabras, ya que "las organizaciones empresariales van a tener que moldearse para readaptarse a los nuevos tiempos". Por su parte, José Miguel Nasarre, director de Fundesa, recordó que los encuentros de la Diáspora se retomarán en septiembre, y el director adjunto de DIARIO DEL ALTOARAGÓN, Javier García Antón, quiso dejar en el aire un "secreto", al avanzar sólo que será algo "atractivo y excepcional".
Fernández Aguado lanzó sus primeras ideas partiendo de una frase de C.S. Lewis y su obra "Una pena en observación", en que el autor irlandés decía que "el dolor es el altavoz que Dios utiliza para que le escuchemos", una reflexión que puede aplicarse a la crisis. Ésta, según este experto, "es el altavoz del sentido común para que reflexionemos sobre aquellas cosas que no se hacen bien en el ámbito público y privado". Por tanto, insistió, "son buenas", y como todas las que se han vivido son "muy parecidas", Fernández Aguado, indicó que hay que "procurar echar un vistazo al pasado" para que el presente no se haga tan pesado.
Con esta observación, el ponente observó que existe una serie de elementos que han contribuido a la crisis. Los primeros, los hexógenos, se deben a una crisis financiera, causada por una parte técnica y ética; crisis inmobiliaria; crisis energética y alimentaria; la ausencia de liderazgo a nivel mundial; la falta de confianza y de ética. Los valores "son necesarios; cuando no los hay, llega el desastre". Las otras causas son endógenas, originadas por la ausencia de liderazgo en muchas organizaciones y la carencia de un modelo adecuado de crecimiento y desarrollo". En cuanto a la primera, Fernández Aguado aclaró que los líderes, frente a los directivos, son los que logran que "la gente tenga que hacer lo que quiere hacer".
Pero el principal origen de esta situación, deriva de los "usos", no de los "abusos", que han llevado "a olvidar las grandes preguntas que explican qué es un negocio: qué vendo, a quién, por qué me compra, durante cuánto tiempo y cuánto vale". Esto mismo ha sucedido con la administración pública, que tiene que volver a replantearse cuál es su alma, y sufre la "elefantiasis", una patología derivada del exceso de funcionariado. "Eso, una economía como la española no lo consiente. El cómo se arregle y volvamos a una economía sostenible, es lo que reclamaría un pacto de estado, en el que todos los jugadores se pusieran de acuerdo".
El éxito de una buena empresa, subrayó, se mide por su buena técnica y ética. Cuando la última se recupera y se completa con una buena dosis de lo primero, las empresas "rinden y son lo que tienen que ser". Estas buenas organizaciones han tenido políticas de responsabilidad social corporativa sensata, han valorado su capital humano, no han dejado que se disparasen las retribuciones y no han permitido operaciones especulativas. Cuando la lógica se pierde, tanto en sus claves de negocio, como con la responsabilidad que tienen con los ciudadanos, "acaban en el fracaso".
La clave, al final, está en la reinvención de los negocios, de forma adecuada y para que el directivo "sea capaz de hacer el doble ganando la mitad y siempre sonriendo". Y para lograrlo, Fernández Aguado ofreció una serie de ideas que le sirvieron al mismo tiempo de conclusión a su intervención. Las organizaciones, incidió en primer lugar, no tienen que obsesionarse con el éxito permanente y con los datos macroeconómicos. Hay que estar "atentos a lo que pasa en el mundo y a la empresa". Además, si los responsables de ellas están siempre con "lamentaciones", no tendrán fuerzas para lo que deben hacer, entre otras cosas, "buscar nuevos motivos para renovar las ilusiones". También es primordial hablar menos de las crisis y más de las aportaciones para mejorar las organizaciones, tanto la comercialización como el servicio. "Hay que ser más romanos y menos etruscos", añadió, porque estos últimos se acomodaron durante la construcción del Imperio Romano.
Tras la conferencia, invitados y público se trasladaron al Hotel Abba para disfrutar de la cena y el posterior coloquio.